viernes, 1 de febrero de 2008

EL POLVO DEL DESIERTO


El cambio climático que cada vez está más de actualidad, presente en las bocas, en los oídos y en las mentes de todos nosotros, tiene ahora un elemento un tanto novedoso en la Península Ibérica, que nos acecha estos días, y que también deberemos tener muy en cuenta de ahora en adelante. Las corrientes producidas por fuertes vientos que azotan los desiertos, dan lugar a las tormentas de polvo del desierto, que se desplazan a discreción por amplias extensiones de terreno.

El viento y el desierto hacen de las suyas y NOS ECHAN UN POLVO TREMENDO a todos. De este polvo no se libra nadie, no tiene en cuenta, ni edad, ni raza, ni género ni número. Tendremos que ir mentalizándonos de este nuevo riesgo y peligro para la salud, y para ello deberemos proveernos de unos buenos PRESERVATIVOS, para que nos preserven, valga la redundancia, de las posibles calamidades que puedan acontecernos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En vez de preservativos, ¿no sería mejor recordar el refrán de "a malos polvos, BUENOS-AIRES"? Ya lo decía el tango de Gardel "Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver, no habrá más pena ni olvido..."