Hoy quiero contaros una historia basada en un hecho real. Podría producirse en cualquier ciudad española, pongamos que hablo de Madrid, y en cualquier barrio de Madrid, pongamos que hablo de Carabanchel.
La historia se centra en una parroquia, y en su coro. Concretamente en dos de sus componentes, que son muy especiales:
El primero es un niño de diez años, que toca la guitarra y la criatura anda un poquito verde. Sólo sabe hacer " RAN, RAN, RAN,.... RAN, RAN, RAN,......" con su guitarra. Su padre se cree que tiene un "Paco de Lucía" en su casa, y se siente muy orgulloso de que su hijo forme parte del coro de la parroquia. El resto del coro, anda de cabeza con el niño, pues no saben que artimañas hacer para conseguir evitar que no desentone sus actuaciones. Han probado a ponerle en las posiciones más traseras y apartadas del micrófono, pero ahí aparecía el padre, rápido y veloz, para indicarles que su hijito debía de lucirse en las primeras posiciones. Nadie en el coro se ha atrevido a decirle al padre que su niño tiene que asistir todavía a bastantes decenas de clases de guitarra. Entonces, se resignan a mantenerlo en las primeras posiciones, pero lo más alejado posible del micrófono.
El segundo caso es el de una anciana que quería ver cumplido su sueño de cantar en el coro, por lo que no se dudó ni un instante en darle esa oportunidad. La buena señora, no aparece por ninguno de los ensayos, y ni tan siquiera ha conseguido memorizar las letras de las canciones, por lo que su actuación se limita a tararear y a pronunciar las últimas sílabas de cada estribillo. Evidentemente, por respeto a la anciana, nadie se atreve a insinuarle nada, relativo a su actuación.
Este coro, desde luego, es digno de lástima y de admiración. Son más duros que " El Alcoyano".
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