"El Tostón de Luismi" nació como una idea del genial Luismi para desearnos a los compañeros de trabajo un buen fin de semana. Con el paso del tiempo, y las paridas, este correo se ha convertido en un clásico del viernes hasta el punto que si falta, le reclamamos... Ahora lo tienen aqui para disfrutarlo en la "Güeb" todos los que quieran. Salud y a disfrutar.
viernes, 31 de octubre de 2008
NUNCA RETES A UN NIÑO
La historia de hoy, es un hecho real, que sucedió un Día de Reyes, en que mi hijo tendría, no recuerdo muy bien, si cinco o seis años.
Mi suegro, que en paz descanse, era muy aficionado al boxeo y aquel año no se le ocurrió otra idea que ponerle a mi hijo, de regalo de Reyes unos guantes de boxeo.
A mí me producía curiosidad, imaginarme como sería sentir el golpe mullido de un guante de boxeo en la mejilla. Me daba la sensación de que podría llegar a ser una experiencia incluso agradable, siempre y cuando el golpe fuese lo suficientemente tenue, como el que podría darme mi hijo.
Una vez que él abrió el paquete y se enfundó los flamantes guantes en sus manos , no me quedó otra que decirle: " ¡ Anda hijo, dale a papá un puñetazo en la cara ! " Me lo dió y fue como una caricia, verdaderamente me parecía que sería difícil que pudiera hacerme daño. Como yo no había quedado del todo satisfecho, ni convencido de la sensación experimentada, volví a pedirle que me diera otro golpe, pero esta vez, más fuerte.
Yo no sé de donde sacó las fuerzas, pero me hizo un gancho lateral y hacia arriba, en la parte izquierda de la mandíbula inferior, que hasta me chascó el eje y se me cascaron los dientes entre sí. Momentáneamente se me nubló la vista y hasta creo que perdí el conocimiento por un segundo. ¡ Madre mía de mi vida !, jamás había tenido una sensación semejante. Me pareció que flotaba en el espacio sideral, rodeado de multitud de estrellas muy destellantes. Hasta me pareció alcanzar ese famoso túnel luminoso, que es privilegio exclusivo de quienes tienen " E.C.M`s", " Experiencias Cercanas a la Muerte ". Quedé atontado durante varios minutos y tuve que mojarme la cara y el cogote con abundante agua, para despejarme.
Aprendí una buena lección, y es que si retas a un niño, éste puede llegar a alcanzar unos límites que ni él mismo conoce.
P.D. El niño de la foto no es mi hijo.
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