Transcurría el último tercio del siglo XIX, cuando se encontraba en plena ebullición la revolución industrial a nivel mundial. Fue relevante la mecanización de las industrias textiles, la expansión del comercio dio origen al despliegue de nuevas y numerosas rutas de transporte, pues el ferrocarril estaba a punto de aparecer, y el desarrollo de los procesos del hierro fue crucial. La historia de hoy, nada tiene que ver con la realidad y sí con la transformación de los metales.
En aquella época, como en todas las épocas, siempre existieron, existen y existirán los amigos de lo ajeno. En una industria de Chicago, y por medio de una redada policial, descubrieron con las manos en la masa a una banda de ladrones, apropiándose de unos sacos que contenían no sabía nadie qué.........
Una vez en la comisaría, y en pleno interrogatorio por más que intentaba la policía saber lo que contenían los sacos, los ladrones respondían que tampoco lo sabían. El comisario, ya muy cabreado dijo: ¡ No si el caso es robar por robar, lo mismo te " MANGAN ESO " que lo otro. Poco después se supo que el contenido de los sacos era un nuevo mineral que se encontraba totalmente triturado. Como nadie sabía qué nombre ponerle, y como recuerdo de tan peculiar robo, decidieron ponerle el nombre de MANGANESO.
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