jueves, 28 de enero de 2016

SIMPLEMENTE CARMEN, NADA MAS Y NADA MENOS.......

Este relato que os voy a contar es la historia resumida de los últimos treinta y ocho años de mi vida, y es algo que nunca jamás se me habría pasado por la cabeza que acabaría contando aquí. Me estoy refiriendo a rendir un homenaje  a modo de despedida de mi esposa, a través del blog.
Me ha costado mucho trabajo y tiempo el poder terminar esta escueta redacción por múltiples motivos : Innumerables episodios de sollozos, tragos de saliva y de ataques de llanto y la falta de concentración que ha sido mi mayor enemiga.  

Transcurrían los primeros días del mes de Septiembre de 1976 en Morata de Tajuña (Madrid). Eran las fiestas patronales y yo me encontraba con mi pandilla de amigas y amigos, disfrutando del ambiente festivo.
Precisamente ese año yo le había echado el ojo a una de las amigas de la pandilla y creo que ella a mí también, pues tonteábamos y nos echábamos miraditas, gestos, sonrisas..................
¡¡¡ De repente, apareciste tú, Carmen ........ !!!  eras una  " forastera " ( así suelen llamar en el pueblo a todos aquellos que no son nativos o no se les conoce de nada )
Apareciste por primera vez invitada por una buena amiga de nuestro grupo.
Nos presentaron y creo que desde ese instante surgió entre nosotros eso que ahora llaman "feeling" o "química"
A  partir de ahí empezamos a salir enseguida y sin a penas darnos cuenta ya habían transcurrido tan solo tres años y ya nos estábamos casando, y eso que por medio estuvo mi ausencia de más de un año para cumplir el Servicio Militar.
Aproximadamente a los quince meses de casados, se empeñaba en venir al Mundo a dar guerra nuestro primer hijo, Luis Francisco. En cambio,  Ana María tardó en venir un poquito más, nada mas y nada menos que ocho años. Con la búsqueda de nuestro segundo hijo si que nos lo pensamos bastante.

Durante estos treinta y cinco años de matrimonio fuiste muchísimas cosas buenas para mí , y entre ellas fuiste mi soporte, mi referente, mi apoyo incondicional, mi hombro y hasta mi cabeza para pensar.
Precisamente yo que siempre he sido y soy susceptible e inseguro a la hora de tener que tomar una decisión......, tú siempre estabas ahí, con decisión : Orientando, encauzando y dirigiendo el camino a seguir en todos los aspectos, aunque en alguna  ocasión no fuesen decisiones del todo acertadas.
Tu mayor demostración de fortaleza y madurez a pesar de tu juventud, fue cuando trajiste al mundo a Luis Francisco. Además de afrontar esas maratonianas jornadas laborales de horario partido en aquellas Galerías, sacabas fuerzas de flaqueza y tiempo para atender a nuestro hijo en todas sus necesidades, hacer comidas y cenas y atender la casa, entre otras muchas cosas. Yo, aunque te ayudaba y por mucho empeño que ponía nunca llegaba a rendir al nivel que tú lo hacías.
Mientras tú ejercías de madre jovencísima y en plenitud, yo me hacía nudos mentales intentando entender, asumir y alcanzar un mínimo nivel de comprensión y madurez para reconocer que era padre a los veinticinco años.
Fuiste mi mujer, mi amante, mi hermana e incluso muchas veces mi madre.............
Ahora me toca detener la marcha y poner punto muerto a nuestro camino en común, arrancar de nuevo sin tí  y tomar un nuevo camino y buscar una dirección en el horizonte. 
Una nueva vida, ésta que me ha tocado vivir obligatoriamente, sin elección y sin marcha atrás.
La vida es sabia, y quizás me ha correspondido recibir este duro golpe para a la fuerza verme obligado a madurar de una vez por todas y empezar a ser yo mismo, por mí mismo. 

Es absolutamente imposible describir aquí con palabras los profundos y dolorosos  sentimientos y el eterno agradecimiento por tantos e intensos años de convivencia. Por eso me despido de tí con un  " Hasta luego, Carmen " o un " Hasta que Dios quiera, Carmen  " con el recuerdo permanente en la mente y en el corazón.